Ayer

Ayer

 

Marchitaste mi amistad contigo
era una flor del jardín de mi alegría
como en el campo la flor del trigo
o la luz al amanecer de un día.

Renovar la lámpara no me obligo
porque pienso que sería
una esperanza sin abrigo
o un amor que nunca volvería.

Aún así tu voz me resuena al oído
sabiendo que eres un cariño perdido
y un recuerdo grabado en mi mente.

Te siento fría como noche de Luna llena
besándonos para disipar la pena
del tiempo que estuviste ausente.

                        José Teodólico Sánchez Ch.

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